Seguridad insegura

Padlock - Imagen de Michal Jarmoluk en Pixabay
Paradoja de la seguridad insegura
La “paradoja de la seguridad” es la seguridad insegura; el concepto que, en ocasiones, las medidas de seguridad implementadas para proteger a las personas y sus organizaciones pueden generar sensaciones de inseguridad. Esta cuestión se ha estudiado en diversos contextos, como el jurídico, social, político, militar, industrial, financiero y la salud.
 
En general, se cuestiona que la excesiva búsqueda de protocolos para generar seguridad, puede restringir las libertades individuales, lo que a su vez puede generar inseguridad.

Factores que pueden contribuir a la paradoja de la seguridad


La paradoja de la seguridad puede estar influenciada por varios factores, entre ellos:

  1. Excesivas medidas de seguridad: implementar muchas medidas de seguridad, a veces redundantes, o protocolos demasiado exigentes puede generar un sentimiento de inseguridad al restringir las libertades individuales.
     
  2. Seguridad personal: puede implicar apegos a excesivos cuidados personales que dificultan conductas solidarias o grados razonables de empatía para la convivencia en grupos y la protección mutua.
     
  3. Factores psicosociales: sobre todo en el ámbito laboral donde se presentan como factores como el acoso, la violencia, o el estrés pueden influir en la percepción de desprotección o inseguridad.
     
  4. Privacidad y confianza: especialmente vinculada a la privacidad de los datos sensibles para las personas. Las influencias tecnológicas contribuyen a que las personas estén obligadas a compartir sus datos a pesar de la preocupación por su privacidad.

Estos factores pueden contribuir a la paradoja de la seguridad al generar situaciones en las que las medidas destinadas a brindar seguridad tienen el efecto contrario, generando un sentimiento de “seguridad insegura”.

Manifestaciones de la seguridad insegura


En el ámbito laboral, por ejemplo, la “seguridad insegura” se asocia con situaciones que pueden causar daños a las personas, a los equipos e incluso a todas las instalaciones de un edificio. Estas condiciones pueden incluir trabajos que se realizan sin los equipos de protección adecuados, áreas de trabajo desordenadas y sucias, obstrucción de pasillos, puertas y escaleras, equipos o herramientas en mal estado, sin mantenimiento actualizado o con su vida útil agotada.
 
En el contexto de la seguridad pública, la “seguridad insegura” se refiere a la percepción ─objetiva o subjetiva─ de inseguridad provocada por factores como la alta incidencia de delitos y/o violencia social, u otros factores como la presión de una ideología dominante represiva de los derechos individuales. Los medios de comunicación desempeñan un papel importante en este proceso, y la percepción subjetiva de la inseguridad puede no ser la verdadera situación de seguridad objetiva en que se vive.
 
En el ámbito de la seguridad personal, la “seguridad insegura” se puede referir a una reacción emocional de malestar y tensión que se presenta en situaciones con frecuencia el ámbito social. Esta inseguridad, generalmente, está relacionada con la falta de autoconfianza en las habilidades y criterios para tomar decisiones, o asumir responsabilidades personales y/o profesionales.
 
En el contexto de la seguridad cibernética, la “seguridad insegura” ─cada vez más vigente y ampliada a todos los ámbitos sociales y profesionales─ está causada por la evolución de las amenazas cibernéticas, la complejidad y la cantidad de datos que deben ser gestionados a través de sistemas que no están bajo el control total de sus usuarios.
 
En síntesis: la paradoja de la seguridad radica en el hecho que, en ciertos casos, las medidas destinadas a brindar seguridad pueden provocar el efecto contrario al que se proponen, generando un sentimiento de inseguridad.
 
Todos los protocolos de seguridad tienen brechas por donde se pueden colar factores de inseguridad. El problema no es confiar demasiado en los protocolos de seguridad, sino en no revisar con regularidad si esos protocolos siguen siendo los adecuados con el transcurso del tiempo, aún cuando no se hayan materializado incidentes que han expuesto a las personas y sus organizaciones a riesgos, daños o pérdidas.

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