Los portaaviones son verdaderas ciudades flotantes donde trabajan unos 5000 tripulantes, conviviendo a diario con el riesgo que implica la operación de aeronaves en un lugar muy reducido y la permanente exposición a armamento, explosivos, combustibles e inflamables. En general, ¿son las organizaciones como los portaaviones?
Sin embargo, registran un bajísimo nivel de accidentes y una elevada confiabilidad operativa. Integran las denominadas Organizaciones de Alta Confiabilidad (OAC o HRO, por sus siglas en inglés), que se caracterizan por producir resultados exitosos y predecibles, de manera reiterada y confiable, en entornos complejos, dinámicos, limitados en tiempo y con alto riesgo.
Estas organizaciones persiguen, de manera deliberada, lograr la perfección para alcanzar precisión en la rutina diaria y han aprendido a lidiar satisfactoriamente con eventos disruptivos y desafiantes. Cumplen con Excelencia Operacional la rutina y ello los posiciona para reaccionar adecuadamente ante lo inesperado.
Los principios básicos que rigen la actividad en un portaaviones son los mismos que utiliza la Aviación Militar y que han sido adoptados por otras industrias de alto riesgo como la nuclear, aeroespacial, minería y gas y petróleo. Las organizaciones civiles de alto riesgo utilizan exitosamente estas prácticas y habilidades del mundo militar mejorando su performance de manera análoga, hecho que se refleja en producidos de mayor calidad y ganancias.
El actual escenario al que se enfrentan el resto de las organizaciones, no sólo las AOC, volátil y cambiante, levanta el fiel para estar en condiciones de dar respuesta eficiente a lo rutinario y ser solventes ante lo inesperado.
¿Podemos aplicar las prácticas militares en nuestras organizaciones, de todo tipo y perfil de actividad, para obtener mejores resultados e incrementar los beneficios?